Orígenes (Fino Sevillano)

fino_sevillano
Giboso Español. Jesús Jiménez Cossío.
historia giboso español nacimiento

A principios del siglo pasado, se criaba en la provincia de Sevilla un canario de postura rizada que era conocido por todos los aficionados con el nombre de Fino Sevillano o simplemente Fino. Aunque este canario no tenía un estándar oficial, todos los aficionados de la época sabían que características tenían que tener y prácticamente todos criaban el mismo tipo de canarios.

Era el Fino Sevillano un canario con posición en forma de uno no excesivamente pronunciada, con el cuello largo y liso, con los flancos pequeños, con unos rizos en el pecho y en la espalda muy poco voluminosos de forma tal que se les veía el esternón desnudo, con patas largas y rígidas e inclinadas un poco hacia detrás, con los muslos desplumados, con la cabeza muy pequeña y con una talla de 16-17 cm. Según nos contaban los antiguos aficionados a aquellos que empezábamos en los años 60-70 en la canaricultura, estos rizados se habían conseguido con cruces que se hacían con unos canarios procedentes del sur de Francia que eran parecidos al actual Rizado del Sur. Para reducirle los rizos y el tamaño de las plumas, se apareaban canarios en consanguinidad e intensos con intensos. Pero surgía entonces el problema de que se reducía la talla. Para evitar la disminución en la talla, los criadores empezaron a intercambiar canarios con criadores de otras regiones, principalmente las Islas Canarias, en donde se criaba un canario de postura de pluma más bien lisa que rizada, al que muchos aficionados llamaban Melado, pero que nada tenía que ver con la raza que actualmente conocemos como Melado Tinerfeño. Estos canarios eran unos canarios de 18-20 cm, cuello muy largo, liso y proyectado hacia abajo, con pecho y abdomen cubiertos de plumas lisas, patas largas y ligeramente acodadas, muslos emplumados, flancos pequeños y rizos poco voluminosos en la espalda, con la cabeza algo grande sin ser excesiva y con un plumaje largo y liso. Es este canario, y no otro, el que se cruzaba con el Fino Sevillano.

Nuestros antecesores consiguieron a través de muchos años de tesón y trabajo, ir moldeando este canario hasta conseguir prácticamente el actual Giboso Español. No quiero seguir desgranando esta historia de la raza sin rendir un modesto homenaje a sus verdaderos artífices, a esos antiguos aficionados sevillanos: Julio García, Pepe Moreno, Bartolo, Vaccaro, Ernesto, Conradi etc, todos ellos ya fallecidos.

La afición por el Fino Sevillano fue disminuyendo y estuvo prácticamente a punto de extinguirse pero a partir de 1970, aproximadamente, gracias a una nueva generación de criadores principalmente de las provincias de Sevilla, Cádiz y Tenerife, logramos conservarla e incluso perfeccionarla.